Hace unos días una amiga me dio un consejo; conoce gente que la soledad es muy mala.
Me dejó pensando y no es una idea, esta de la soledad, sobre la que no haya
pensado antes, pero he vuelto a reafirmarme. Ahora que vivo en un país
extranjero, en donde el aislamiento lingüístico supone un hándicap para
relacionarme y vivo en lugares en los que tampoco conozco a nadie, a priori,
podría tener sentido dicho consejo. Pero para empezar ¿por qué habría de ser
mala la soledad? Entiendo que la soledad es aprender a convivir con una misma y
puesto que vamos a vivir con nosotras mismas toda nuestra vida, sería fundamental empezar por aprender a
llevarnos bien y a estar a gusto, a solas.
Entiendo el fondo que
hace plantear dicha cuestión, y es que necesitamos, quizá (digo quizá porque no
creo que todo el mundo lo necesite siempre), relacionarnos con otros seres para
estar más felices. Sin embargo las implicaciones de conocer gente pueden conllevar que nos
relacionemos con personas que o bien no nos aportan nada bueno, o nos hacen
perder el tiempo, o nos terminan amargando la existencia. Por tanto, qué mejor una soledad escogida que una mal
acompañada, porque ¿a caso no podemos sentirnos solas estando con alguien? y
suponiendo que no utilizamos a las personas como medio para nuestros intereses
o para solventar nuestras carencias emocionales, ¿no estaríamos utilizando a
esa gente porque nos dijeron que la soledad es muy mala, y no porque realmente nos apetece compartir con ellas nuestro tiempo, como un fin
en sí mismas?
Escojo la soledad escogida, demasiado tiempo me sentí sola
estando acompañada.
Escojo libertad.
Ahora
que vivo y transito en otro país puedo decir que hay formas de estar en el
mundo que no necesariamente aíslen. A pesar de la lengua o la distancia. Bien diferente
es sentirse sola.
El precio que muchas mujeres pagan por no estarlo es demasiado
alto en cuanto a sufrimiento y explotación. La idea de que la soledad es mala
resulta nefasta para la liberación de las mujeres. Se fundamenta en el miedo: miedo
a caminar sola, a vivir sola, a dormir sola, a comer sola, a viajar sola, a
salir a los bares, al cine. Esta idea refuerza la dependencia, limita nuestra
libertad de movimiento y acción y no nos deja espacio para conocernos a
nosotras mismas, para reflexionar, para ser nosotras, aprender a amarnos y
dedicarnos tiempo para cuidarnos.
El tiempo para una misma, ese gran desconocido para
tantas mujeres que dedican toda su vida al cuidado de los demás. Que cuando ya no tienen prole a cargo, envejecen y/o enviudan deben sentir algo así como el horror vacui de tener todo el tiempo para ellas, quizá no sea demasiado tarde para empezar a hacer cosas que siempre desearon.
Y es que no hay nada como encontrarse a gusto con una misma
disfrutándose.
y como canta Nina Simone;
(...)
I got my heart, I got my soul
I got my back, I got my sex
I got my arms, I got my hands
I got my fingers, Got my legs
I got my feet, I got my toes
I got my liver, Got my blood
I've got life , I've got my freedom
I've got the life
And I'm gonna keep it
I've got the life
And nobody's gonna take it away
I've got the life
I got my back, I got my sex
I got my arms, I got my hands
I got my fingers, Got my legs
I got my feet, I got my toes
I got my liver, Got my blood
I've got life , I've got my freedom
I've got the life
And I'm gonna keep it
I've got the life
And nobody's gonna take it away
I've got the life
No hay comentarios:
Publicar un comentario