viernes, 29 de agosto de 2014

Monólogo

Aceptar que pasa el tiempo.
Admitir la distancia. El cambio.

Anhelar tus abrazos.

Diálogo interior monólogo-discursivo de subjetividad viciada
Inquietud.
Dos gotas saladas quieren desbordarse.

Transitar en solitario, a veces en paralelo -un alivio para el alma-.

Me pierdo, bucle again, ¿dónde estoy?
Wait, wait.

Cansada de explicar a quien no quiere entender.
Siempre escogí lo que casi nadie entendía
Camino poco transitado, pero desde la convicción
Auténtica, con mis contradicciones en búsqueda de la coherencia.

Lenguajes que no requieren palabras, idiomas o patrias.
I could understand you, if you want, if you know, if you love.

Rizoma aéreo, ¿necesitamos tierra?
Saberte cerca. A la piel no le basta, no entiende.
El impulso de escribir deviene escribiéndote.

No hay sentido en el vacío. Vaciar para llenar. Dar para recibir. Compartir lo aprehendido.

¿A dónde podría volver? Si lo que fue es una reconstrucción inventada de mi memoria.
Siempre me toca marcharme o ansío largarme,
Cansada de ser yo la que tiene que irse.

Con mi mochila de contradicciones a cuestas, 
aceptarlas y actuar consecuentemente es lo se me ocurre hacerte.


Esencia y cultura. Deconstruir y desaprender van de la mano, 
¿cohabitan? Generadoras de conflictos existenciales, físicos.

sábado, 16 de agosto de 2014

La soledad de las mujeres, o reflexiones desde la Isla


Hace unos días una amiga me dio un consejo; conoce gente que la soledad es muy mala. Me dejó pensando y no es una idea, esta de la soledad, sobre la que no haya pensado antes, pero he vuelto a reafirmarme. Ahora que vivo en un país extranjero, en donde el aislamiento lingüístico supone un hándicap para relacionarme y vivo en lugares en los que tampoco conozco a nadie, a priori, podría tener sentido dicho consejo. Pero para empezar ¿por qué habría de ser mala la soledad? Entiendo que la soledad es aprender a convivir con una misma y puesto que vamos a vivir con nosotras mismas toda nuestra vida,  sería fundamental empezar por aprender a llevarnos bien y a estar a gusto, a solas.

 Entiendo el fondo que hace plantear dicha cuestión, y es que necesitamos, quizá (digo quizá porque no creo que todo el mundo lo necesite siempre), relacionarnos con otros seres para estar más felices. Sin embargo las implicaciones de conocer gente pueden conllevar que nos relacionemos con personas que o bien no nos aportan nada bueno, o nos hacen perder el tiempo, o nos terminan amargando la existencia. Por tanto, qué mejor una soledad escogida que una mal acompañada, porque ¿a caso no podemos sentirnos solas estando con alguien? y suponiendo que no utilizamos a las personas como medio para nuestros intereses o para solventar nuestras carencias emocionales, ¿no estaríamos utilizando a esa gente porque nos dijeron que la soledad es muy mala, y no porque realmente nos apetece compartir con ellas nuestro tiempo, como un fin en sí mismas?

Escojo la soledad escogida, demasiado tiempo me sentí sola estando acompañada
Escojo libertad. 
Ahora que vivo y transito en otro país puedo decir que hay formas de estar en el mundo que no necesariamente aíslen. A pesar de la lengua o la distancia. Bien diferente es sentirse sola.

El precio que muchas mujeres pagan por no estarlo es demasiado alto en cuanto a sufrimiento y explotación. La idea de que la soledad es mala resulta nefasta para la liberación de las mujeres. Se fundamenta en el miedo: miedo a caminar sola, a vivir sola, a dormir sola, a comer sola, a viajar sola, a salir a los bares, al cine. Esta idea refuerza la dependencia, limita nuestra libertad de movimiento y acción y no nos deja espacio para conocernos a nosotras mismas, para reflexionar, para ser nosotras, aprender a amarnos y dedicarnos tiempo para cuidarnos. 

El tiempo para una misma, ese gran desconocido para tantas mujeres que dedican toda su vida al cuidado de los demás. Que cuando ya no tienen prole a cargo, envejecen y/o enviudan deben sentir algo así como el horror vacui de tener todo el tiempo para ellas, quizá no sea demasiado tarde para empezar a hacer cosas que siempre desearon. 


Y es que no hay nada como encontrarse a gusto con una misma disfrutándose.

y como canta Nina Simone; 

(...)
I got my heart, I got my soul
I got my back, I got my sex
I got my arms, I got my hands
I got my fingers, Got my legs
I got my feet, I got my toes
I got my liver, Got my blood

I've got life , I've got my freedom
I've got the life

And I'm gonna keep it
I've got the life
And nobody's gonna take it away
I've got the life



Sobre el bucle, o experiencias desde la Isla de la lluvia.

El bucle connota repetición hasta la extenuación.

Entrar en bucle conlleva estados de alteración de la consciencia, a veces, provocados deliberadamente y otras nos atrapan y nos desbordan sin haberlos invitado a entrar. 
En estas líneas reflexiono sobre la última.

Las situaciones en las que me he visto envuelta en ese estado, que he venido a llamar el bucle, candidiasis ha estado presente. Si no como causa de ese malestar, podría ser como consecuencia. A veces me resulta complicando discernir qué llego antes. Y eso es bucle también.

De lo que he podido sacar en claro de estos últimos cuatro años es que la infelicidad y el malestar abren las puertas a la cándida y la invitan a quedarse. Podría llegar a sonar hipocondría. Pero así es. La felicidad alarga la vida, y esto implica que la infelicidad la acorta porque enfermamos.

Podría asociar el bucle a la indefensión aprehendida. Son situaciones en las que me veo envuelta en malas condiciones de existencia, -dígase por ejemplo: no sentirme querida, la soledad acompañada, sentirme dependiente, atada, sin posibilidad para tomar decisiones o cambiar para mejorar- y no soy capaz de utilizar las herramientas de que dispongo, o buscarlas, para modificar mi vida sustancialmente. Me veo como la mosca que intenta atravesar el cristal y se golpea una vez tras otra, sin percatarse de que a unos centímetros de sí la ventana está abierta. Y nada la impida salir, o quizá, tan solo algo de viento le dificulte un poco la fuga.

La falta de perspectiva de la propia situación, unida a la estúpida y cruel idea de que debemos aguantar porque las cosas, así por arte y artificio van a ir mejor, o que debemos resistir porque la vida es eso, un sufrir. Nos viene de la creencia de que ya llegaremos al cielo para vivir bien. O aquellas de: lo que no te mata te hace más fuertede todo se aprende… son bien conocidas. Y no, me niego a aceptar que haya situaciones que debamos aguantar.

Aprender a pedir ayuda es una consecuencia de lo anterior, y saber a quién solo se desarrolla con la práctica. También es útil ser consciente de con quién puedes contar y a quién le importas realmente, o sabe o tiene las herramientas para poder ayudarte.

Nada tan liberador como tomar decisiones y empezar a ponerlas en práctica.
Mi sabio cuerpo grita, cansado de que no le escuche.
Enferma, como último recurso. Clamando determinación.

Como el agua estancada, se dan circunstancias que se pudren por falta de oxígeno y flujo.

viernes, 8 de agosto de 2014

Valiente


Una entre cientos de personas que se cruzó en mi camino.
Una entre tantas que me alcanzó el corazón.
Una entre tantas almas que imprime su huella,
Que puedo conocer, comprender, admirar.

Hablo de cercanías que traspasan limites materiales, físicos.
Complicidad en una mirada, un gesto, no hacen falta palabras.
El silencio a tu lado no es incómodo, te observo, pensativa, alguna idea enmarañada.

Aprendo de ti y contigo.
Tus abrazos son ternura, me cuidas, quiero cuidarte.
Mis pensamientos flotan y camino pensándote.

Hermana, amiga, compañera de trinchera,  a veces faro.
Siendo nosotras mismas, libres.
Reconocemos límites, miedos, oscuros temores, pasiones y alegrías.

Di-vagamos acompañándonos, por las calles de la cuidad grana que enamora.
Juntas creamos espacio-tiempo de rebeldía "anti-social-alquitranada".

Una caricia, una mirada cómplice -ya se.
Largos y cálidos abrazos transeúntes.
Diálogamos hasta la extenuación mental y física, se convierte en necesidad vital poner patas arriba este mundo absurdo y violento. Que nos enferma.
Nos curamos? Nos autoinfligimos locuras insurrectas?
Crepitamos de rabia deconstructora ante subyugadoras costumbres,
la heteronorma nos oprime.

Me ofreces vida, eres primavera.
Intelectual y humanamente irrumpo, me remueves los sesos y las entrañas.
Me precipitas, me muestras abismos de crudas realidades,
vamos juntas, de la mano.
Te siento cerca.
Y este mundo extraño es menos inhóspito.

Desprendes energía, rebelde, revolucionaria, de amor y alegría.

Nos sentimos niñas, ¿¡a quién le importa?!
Si te percibo vulnerable, abatida, quiero estrecharte y reconfortarte.

Vives y te alimentas de pasiones.
Eres loca, lo máximo, ¡histérica!
Te entregas a lo que percibes que merece la pena y la alegría.



Débiles seres

No te acerques, no me rondes, ni me enamores, ni me encandiles. No me conmuevas, aléjate, no soy de nadie, no soy para ti.

No me des tus migajas (tu lo llamas miel) y me las arrebates. Sin darme tiempo a creer, a penas saborear.

Mejor breve. Si cobarde.

La renuncia es liberadora, tu ausencia también.

Demasiado arrolladora para ti.
Cobarde.
Alimentas tus miedos, con miedo.

Otra vez, no me dejas alcanzarte el corazón. Deambulas castrado. Porque tienes miedo de ti. Has construido tu propia jaula para no enfrentar el mundo, te hirieron y aún supuras.

Algunos hombres sois débiles seres.